Alfonso y su esposa acudieron a una sucursal de Banif en Valencia hace dos años. Por entonces la barrera que le exigía el banco para formar parte de su selecto grupo de clientes era de 300.000 euros, lo que sobrepasaba sus posibilidades. Un año después su mujer se queda en el paro y la multinacional en la que trabajaba le indemniza con 150.000 euros.
Poco tiempo más tarde Alfonso recibe la llamada del gestor de Banif con el que había hablado. Le ofreció un producto sin riesgo, a seis meses y con un interés del 6% semestral. Se trataba de un bono del banco belga Fortis. Había que darse prisa para aprovechar la oportunidad, así que se dirigieron a la sucursal y firmaron los papeles deprisa y corriendo. Tan deprisa y corriendo que olvidaron firmar el formulario que define su perfil de inversor. No pasa nada, unos días más tarde se pasaron por la sucursal para completarlo y firmarlo.
A los seis meses habría tocado recibir los intereses, pero coincide con las primeras noticias sobre la mala marcha del banco belga. Algo olía mal y el matrimonio preguntó a Banif qué estaba ocurriendo.
En septiembre de 2008 Bélgica, Holanda y Luxemburgo tomaron el control de Fortis ante los problemas de liquidez que la entidad no había podido resolver con su ampliación de capital de junio. En 2008 el banco perdió el 70% de su valor en bolsa. En esta semana los principales accionistas decidirán si venden a BNP Paribas, aunque de momento la aseguradora china Ping An, máximo accionista, ha anunciado su negativa. En el pasado ejercicio el propio Santander tuvo que compensar la minusvalía de Fortis, entre otras, con más de 3.500 millones de euros.
Para Alfonso, por parte de Banif, palabras de aliento augurando la subida de unas acciones que hoy están a menos de 1,5 euros. Cuando repasó el contrato vio que lo que había firmado era un producto estructurado de alto riesgo en el que se indicaba que podía llegarse a perder toda la inversión, a pesar de que el formulario que rellenó daba un perfil conservador. Por cierto, la fecha de ese formulario era igual a la fecha de la firma del contrato, aunque se había entregado días más tarde.
Sólo queda la vía judicial y de forma individual, ya que muchos ni siquiera se han dado cuenta aún del problema. Los que son conscientes saben también que el caso de Fortis nada tiene que ver con el de Madoff, sobre todo por el capital invertido.