Ocurrió el miércoles, por orden del poderoso jefe de filas parlamentario (el látigo, que dirían los británicos) Alfredo Pérez Rubalcaba. El PSOE retiró la enmienda socialista de la Ley de Propiedad Intelectual. Hasta ahora, los clipineros, o empresas especializas en resúmenes de prensa, debían pagar a los grandes editores, agrupados en Gedeprensa, pero no tenían que pedir permiso. Ahora, tendrán que hacer ambas cosas: pedir permiso y pagar.
En el momento actual, no tienen que hacer ninguna de las dos cosas. Los grandes editores han ganado, los resúmenes de prensa han perdido.
Gedeprensa es la sociedad que aúna a los grandes editores (Prisa, Vocento, Planeta, etc.) que quieren sacar tajada de los resúmenes. Hasta ahora habían perdido en el Tribunal de Defensa de la Competencia, pero lo que se pierde en el TDC se puede ganar en el parlamento : sólo hay que tener influencias. Lo más curioso es que Rubalcaba con tal de contentar a los señores de la prensa, le han hecho un favor a la Administración pública, a quien el representa. Por ahora, podrán decir que no, dado que sólo las empresa con ánimo de lucro, es decir, especializadas, tendrán que pedir permiso y pagar, pero es evidente que el concepto (con ánimo de lucro) puede ser imputado a una gran empresa que reparte resúmenes entre sus técnicos (pensemos en el SCH o en Telefónica), al poder judicial o a cualquier Ministerio. A fin de cuentas, puede entenderse que elaboran esos resúmenes para mejor formación de su personal, es decir, que es un gasto más en recursos humanos.
EL derecho de cita queda a salvo, pero en cuanto se reproduzca algún artículo en otro medio, por ejemplo en Internet, corres el riesgo de que te llegue la factura.
A fin de cuentas, recordemos cómo empezó SGAE, el primer y más famoso intermediario de derechos de autor. Tímidamente, pero en seguida empezó a solicitar un porcentaje de la facturación por aquellos artistas a los que representaba pero a los que no representaba. Además, en el caso de los editores hay otro factor importante: están vendiendo unos derechos de propiedad que no son suyos, sino de los redactores, los fotógrafos, y hasta los personajes públicos, políticos, etc., que aparecen en sus medios y que les ayudan a vender más ejemplares.
Es igual: la ministra Carmen Calvo, que en cuanto oye hablar de creatividad se da por aludida, ha decidido apoyar el método SGAE. Rubalcaba, mucho más práctico, ha decidido apoyar a Polanco, Lara, etc. El clipping español ya está encerrado en una jaula.