A pesar de haber cerrado la clínica durante un día
Novovisión cerró la clínica durante un día para realizarle una operación al presidente del Gobierno. No consta que el presidente se haya hecho cargo de las facturas. Fue una gentileza del doctor. Hasta aquí todo normal.
O no. Porque ahora resulta que el juez del Supremo que instruye el caso Camps concluye que la recepción de los trajes constituye un cohecho pasivo impropio. Es decir, una cochinada reprochable penalmente. Y eso por tres trajes de Milano. Por lo mismo, habría que concluir que la decoración que Reyal Urbis regaló a Bono es otro cohecho pasivo impropio. Y no digamos la operación de ojos presidencial. Otro cohecho pasivo impropio. Para quien lo quiera ver, claro.