Cuando era chico, en mi pueblo, de alguien que tenía "mala leche" solíamos decir que era porque de pequeño le habían alimentado con leche de cabra.
Últimos descubrimientos demuestran que aquello no era cierto, las causas de aquella falta de humor debían ser otras. Y es que los expertos en nutrición de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) han dictaminado que la leche de cabra es una fuente de proteína adecuada para las fórmulas "infantiles", siempre que el producto final cumpla con los criterios de composición de la normativa comunitaria.
Los expertos inciden en que hay que prestar especial atención a la cantidad y calidad de las proteínas y al contenido de aminoácidos del producto final, adicionando, si fuera necesario, aminoácidos libres en cantidades adecuadas.
Es así que de la relación entre la "mala leche" y la leche de cabra, nada de nada, al tiempo que rectifico la mala reputación que de la leche de cabra he tenido.
Domingo Martínez Madrid