Cuatro días después del asesinato de un sacerdote italiano en Turquía a manos de un adolescente musulmán, y con otros sacerdotes amenazados de muerte, Benedicto XVI ha asegurado que visitará Turquía del 28 al 20 del próximo mes de noviembre. Tras la visita a Marruecos de Juan Pablo II, el pontífice vuelve a mover una pieza pastoral y diplomática a un tiempo. Turquía ha dividido a Europa entre los partidarios y los detractores de su integración en la UE. Además, es sabido que el Islam no tolera los conversos, y que el partido que sostiene al primer ministro turco, Tayip Erdogan, es fundamentalista islámico disfrazado de Occidental. Asia Menor es un cruce de caminos, el contacto más directo, junto a España y el Magreb, entre cristianismo e Islam. El anuncio de Benedicto XVI, además de un enorme coraje, puede resultar el comienzo sino la alianza de civilizaciones (Erdogan es, junto a Zapatero, el gran impulsor de la Alianza) un encuentro que deje claro cuál debe ser el comportamiento que asegure el respeto mutuo entre ambas confesiones.