Es verdad que Montilla está asustado con la debacle electoral que se le avecina y que lleva tiempo reclamando a Corbacho para que anime al electorado del cinturón industrial. Pero también es verdad que Zapatero aprovecha las circunstancias para liberarse de un ministro quemado por la reforma laboral. Le aguantará al menos hasta la huelga general. Y al día siguiente seguirá negociando con los sindicatos. Eso sí, con caras nuevas.
Se vuelve e repetir lo mismo que ocurriera con Caldera, según relata García Abad.
- ¿Por qué me echas?, le pregunta el pobre Caldera
- Por la política migratoria, le responde Zapatero
- Pero si es tu política migratoria, apela el pobre Caldera
- Por eso, Jesús, por eso
Zapatero es un killer. Y en este caso necesita carbonizar a alguien por la reforma laboral. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que hay elecciones catalanas, manda a Corbacho para Cataluña y se limpia los zapatos del polvo de una reforma que ha encendido los ánimos de los sindicatos. Pero si es tu reforma laboral, diría Corbacho. Por eso, Celestino, por eso.
Por lo demás, al interesado se le ve suelto. Corbacho lleva tiempo con ganas de regresar a Cataluña. Incluso en el Consejo del pasado 20 cuando se pactó su regreso con Zapatero se le notaba relajado, casi hablando en catañol. Por ejemplo, en lugar de también, decía també. Posteriormente se quedó tranquilamente charlando con los periodistas y respondiendo a sus preguntas, cosa que jamás había hecho. Corbacho se ha quitado un peso de encima, se le nota con la faja relajada. Lo que no está claro es que el ministro del paro y de la reforma laboral sea el más adecuado para galvanizar el voto obrero catalán. Allá Montilla.
Mariano Tomás
mariano@hispanidad.com