El Partido Popular ha pedido en el Senado la dimisión de María Antonia Trujillo, ministra de Vivienda. La verdad es que no hacen otra cosa que secundar las informaciones (como siempre, por Internet) surgidas entorno a las desastrosas gestiones de tres ministras quemadas, como son las de Agricultura, Elena Espinosa, la de Cultura, Carmen Calvo, y la de Vivienda, María Antonia Trujillo.
Pero sí es verdad que la directora de las ministras de De la Vogue, no en vano es conocida como Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del Gobierno, responsable del lobby feminista de Moncloa, se muestra dispuesta a sostener la paridad al precio que sea, incluso la del mantenimiento de cadáveres políticos. El PP simplemente se ha subido al carro, pero es falso que Trujillo o cualquiera de sus compañeras hayan presentado la dimisión. Es sabido que la dimisión no debe presentarse jamás, porque corres el riesgo de que te la acepten.
Por cierto, que el contraataque político del Ejecutivo ante las peticiones de dimisión ha llegado, una vez más, por la vía de la tragedia del Yak-42, que ha dado mucho juego al PSOE durante los últimos meses. El ministro de Defensa, José Bono, siempre al quite, ha atribuido, en la mañana del jueves 21, la tragedia al deseo de Federico Trillo de ahorrarse 6.000 euros con un cambio de avión a última hora.