Memorias de China gira alrededor del amor al cine, de ahí que haya sido comparada con la popular película italiana Cinema Paradiso, de Giusseppe Tornatore. Narra, con una sensibilidad exquisita, la historia de una serie de personajes cuyos momentos más felices han estado vinculados a lo que veían desfilar por la gran pantalla. Este relato sirve para acercar al espectador el devenir histórico de China, en los últimos 20 años
La acción arranca en la ciudad de Beijing (Pekín) en la actualidad. Un entusiasta repartidor de agua es golpeado salvajemente en la cabeza por una joven sorda cuando atraviesa una pequeña calle. Cuando se la lleva detenida la policía, ella le entrega a su victima las llaves de su casa y le escribe en un papel que cuide de sus peces. Cuando el aguador entra en el hogar de su agresora a cumplir su misión descubre una pequeña sala de cine, perfectamente equipada. Pero su sorpresa todavía se acrecentará cuando comienza a leer el diario de la joven y queda asombrado por el pasado que les une
Nostálgica, y casi mágica, Memorías de China es otra de esas joyas que nos llegan de Oriente que nos hablan de amor, de amistad, de sueños truncados, de remordimiento, de infancia espiritual (el personaje de Bing Bing. es uno de los más tiernos de la historia del cine) Todo ello compone un bello rompecabezas en el que, poco a poco, encajan las piezas
Claramente autobiográfica (la directora ha declarado que los mejores momentos de su infancia los pasó en los cines al aire libre), Memorias de China está interpretada de forma magistral y fotografiada de forma admirable, lo que la convierten en una de esas películas que emocionan, sin escapatoria, a quien las contempla.
Para: Los que les guste el cine de calidad, las películas plagadas de sensibilidad y belleza