Sr. Director:
Desde 1768 el Gobierno español ha incautado bienes a la Iglesia: tierras a los jesuitas tras su expulsión, hospicios, casas de misericordia… durante las diversas desamortizaciones, o las acciones emprendidas por José Bonaparte.
Pero la Iglesia nació pobre y sólo la necesidad de agrupar a fieles o religiosos hace imprescindible un techo físico donde cobijarse.
Su verdadera riqueza radica en Jesucristo, pan eucarístico para las almas y perdonador de las mayores culpas, siempre disponible en los sagrarios de cada iglesia.
Cristina Téllez
ctellez88@gmail.com