Sr. Director:
Desde 1768 el Gobierno español ha incautado bienes a la Iglesia: tierras a los jesuitas tras su expulsión, hospicios, casas de misericordia… durante las diversas desamortizaciones, o las acciones emprendidas por José Bonaparte.

Hoy las izquierdas disfrutan amenazando su financiación aunque sin dejar de codiciar sus propiedades. El tripartito catalán buscaba socializar los bienes eclesiales en Gerona, pero no han faltado iniciativas similares en Córdoba,  León o Barcelona. Pretensiones que sólo ha detenido la protesta ciudadana. Si bien la petición más audaz corre a cargo del famoso arquitecto Oriol Bohigas que proyectaba convertir el Templo de la Sagrada Familia barcelonesa en vestíbulo de la estación del Tren de Alta Velocidad.

Pero la Iglesia nació pobre y sólo la necesidad de agrupar a fieles o religiosos hace imprescindible un techo físico donde cobijarse.

Su verdadera riqueza radica en Jesucristo, pan eucarístico para las almas y perdonador de las mayores culpas, siempre disponible en los sagrarios de cada iglesia.

Cristina Téllez

ctellez88@gmail.com