Sr. Director:
Hace unos días un director de una escuela preparatoria me preguntó si los niños son irresponsables por naturaleza.
Me sorprendió la pregunta viniendo de un director de una preparatoria; sospecho que en su trabajo ha operado bajo esa falsa premisa.Sería interesante conocer lo que piensan los maestros y los directores de las escuelas con respecto a este tema, esto podría explicar muchas cosas acerca del comportamiento de los jóvenes.
Naturalmente que le contesté que no son irresponsables por naturaleza.
Esto lo podemos comprobar todos los papás cuando quieren hacer algo y nosotros les queremos ayudar y ellos nos dicen "Yo solito, yo solito", estas son las palabras que nos hablan de cuando ellos quieren hacerse responsables.
Son muchos los intentos de nuestros hijos de querer ser responsables, pero nuestra ceguera, y nuestra sordera impiden que ellos aprendan a ser responsables.
Después de nuestra represión se doblegan ante nuestra autoridad, nuestra fuerza y nuestro chantaje, los niños terminan diciendo "Lo que tú digas papá".
Cuando el niño llega a la escuela, ya está lo suficientemente domesticado para hacer todo lo que el maestro le indica.
Transcurre toda la primaria haciendo todo lo que los papás y los maestros le ordenan, simplemente porque no le queda otra opción.
Cuando llega a la secundaria, ya ha crecido en años y en experiencias y se da cuenta de muchas cosas, ya empieza a protestar y a exigir y ahora que se promueven los derechos humanos, estos se han constituido en un arma para exigir tanto a papás como a los profesores todo lo que se les antoja.
Se nos dice que el 50% de los estudiantes de secundaria deserta.
La explicación que se nos da es que las familias tienen problemas económicos y por esto se ven obligados a renunciar a la escuela.
Esto es falso en la mayor parte de los casos.
Hay muchos recursos que los padres de familia pueden usar para obtener apoyos para que sigan estudiando.
La causa real es la baja calidad en la educación, es la falta de motivación, es la pésima preparación que tienen los maestros para hacer el trabajo esencial que es el de estimular, el crear el amor por el estudio, enseñarle a vencer las adversidades de la vida.
Todo esto está ausente en la educación.
Los maestros solo están entrenados para ser operadores de planes y programas de estudio, no establecen el vínculo de comunicación con los alumnos y no se interesan en la problemática que suelen tener.
La mayor parte de los maestros no tienen el afecto necesario por su trabajo, no tienen la motivación para vivir a plenitud.
Por supuesto que los maestros no pueden dar lo que ellos mismos no tienen.
Estamos acostumbrados a ver en los jóvenes la irresponsabilidad, su falta de respeto, su rebeldía, su intransigencia, su intolerancia, su falta de solidaridad, etc. Pero, ¿cuál es el testimonio de vida que les damos los padres de familia y los maestros?
Los abrumamos de "choros" acerca de la buena conducta, pero eso no lo ven en nosotros. ¿Cómo es que esperamos de ellos eso?
La irresponsabilidad es una conducta aprendida de nosotros, los adultos.
Lo que realmente se requiere es la creación de los espacios en el que los jóvenes se puedan expresar con toda libertad y puedan manifestar sus deseos, sus inquietudes, sus aspiraciones, sus problemas y eventualmente se buscará satisfacer sus necesidades que estén al alcance de quienes interactúan con ellos.
Este trabajo les corresponde a los maestros de formación cívica y ética.
Esta materia debe dejar a un lado las recetas de cocina con las que quieren producir un determinado comportamiento en los jóvenes.
Creo que es posible, prescindir de los libros de texto porque representan la mirada de la realidad desde el punto de vista de los adultos.
Los niños de secundaria ya tienen la edad y las experiencias como para poder ayudarles a construir su propia mirada del mundo en que viven.
Necesariamente en este proceso se darán cuanta de muchas cosas sobre las cuales irán tomando responsabilidad con placer.
Esto puede parecer imposible, pero esa fue la experiencia de los griegos hace mas de dos mil años, ¿Acaso es imposible que nosotros los mexicanos podamos repetir la experiencia?
Ernesto Paretida
ernestopp1@yahoo.com.mx