El último ridículo de Pedro Sánchez se pudo ver el pasado miércoles, cuando en un evento de la Formación Profesional se montó en una bicicleta eléctrica propulsada con un motor de hidrógeno verde, pero sin dotes para correr La Vuelta Ciclista. El pasado septiembre ya apoyó el uso de la bici al incluirla en las ayudas al transporte público y en enero de 2023 ya dio un paseo en con Óscar Puente, entonces alcalde de Valladolid y hoy ministro de Transportes,... en la misma ciudad donde Teresa Ribera también optó por postureo al montar en bici escoltada por coches de combustión y tras viajar en Falcon. 

No hay que olvidar que hace unas semanas Sánchez no tuvo reparos en llevar dos aviones (entre ellos, el caro y contaminante Falcon ¡vacío!) a la última Cumbre del Clima -la COP29- celebrada en Bakú (Azerbaiyán). 

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