Los daneses son vikingos, por tanto, más dados a la acción que a la meditación. Se han dado cuenta de que su país puede desaparecer por consunción: casi nadie tiene hijos y, con tan escasa fertilidad, temen quedarse sin dinero para pagar las pensiones de sus muchos ancianos.
Así que han puesto en marcha una campaña con una tía buenorra, casi en cueros, animándoles a procrear y tener más hijos. No, la buenorra no está al alcance de cualquiera. Además, me temo que aunque alguien quisiera ser padre con ella, una señora que se exhibe a lo mejor no desea ser madre.
Ya saben que la maternidad es una actividad muy sacrificada y, además, perjudica a la figura, al menos durante el periodo de gestación y según los cánones de atracción sexual, que no de belleza, que nos impone la moda, un mundo donde no hay cabida para los bebés.
Otro punto débil de la campaña danesa es que, aunque los vikingos estuvieran por la labor de tener niños, deben recordar que la mera cópula o ayuntamiento carnal, a día de hoy, no garantiza hoy la procreación, dado que existe un instrumento letal llamado anticonceptivo… y porque vivimos la era de la procreación sin sexo y del sexo sin procreación. Vamos, que lo previsible es que la buenorra no llame a la paternidad y se quede en el sexo.
Insisto. En el siglo XXI, no siempre es el varón quien se niega a tener hijos. Y la exhibición de la buenorra tampoco creo que anime a las mujeres a la maternidad.
Para mí, que el Gobierno danés ha confundido la gimnasia con la magnesia y, sobre todo, en el presente caso, el culo con las témporas. No hombre no: si quienes animan a la gente a tener hijos no tienen que promocionar el sexo -eso viene de suyo- sino el amor y la generosidad. Es decir, tienes que promocionar otra cosa, y para ello no hace falta rubias vikingas en 'negligé'.
Sin embargo, lo reconozco, hasta los daneses se han dado cuenta de que su país, su civilización, su mundo, puede desaparecer con consunción. No por una guerra o un desastre natural o por una feroz hambruna. No, por consunción, porque nos negamos a tener descendencia.
Primera etapa de ese proceso: una población envejecida, con la que no tenemos ni para pagar las pensiones. Y eso que en Dinamarca no hay cuotas sociales: las pensiones se pagan con los ingresos por IVA. Pero si no hay jóvenes no hay nada: ni trabajadores ni ahorradores… ni consumidores.
En España, sin embargo, no nos damos por enterados y seguimos sin favorecer la maternidad. Con ayudas a la maternidad. Lo mejor sería con un salario maternal.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com