El boom de deuda pública en los bancos dificulta la financiación privada
El dato lo ofrecía el ABC en la mañana de este lunes: las entidades financieras españolas acumulan deuda en sus tripas por valor de 241.000 millones de euros. ¿Si no la compran los bancos españolas, quién la va a comprar?, señalaba con sencillez espartana el presidente de la AEB, Miguel Martín. El problema es doble: en primer lugar, las entidades españolas han asumido un riesgo con el Estado incompatible con su debida independencia. ¿Quién manda, acreedor o deudor? Por cierto que todo el mundo reconoce que la colocación se realiza después de descolgar el teléfono. Mercado en estado puro.
Segundo: la elevada cifra, necesariamente produce efecto expulsión. Crowding-out que dicen los economistas. O efecto bañera. Si se mete el Estado, rebosa el agua, no hay espacio para los agentes privados. La capacidad de financiación del sistema es limitada. Luego, si se financia al Estado en el equivalente al 24% de nuestra riqueza anual, no hay espacio para financiar proyectos productivos, aunque tengan algo más de riesgo. Así de sencillo. Por tanto, el gobernador se equivoca cuando afirma que lo que falta es demanda solvente. Lo que sobra es oferta pública.