El sindicato mayoritario, UGT, se cruza de brazos
La filial española de la empresa de cosméticos L'Oreal se ha convertido en un buen ejemplo de la gestión moderna. Como ya explicamos en anteriores informaciones muchos trabajadores echan de menos a los antiguos directivos, venerables ancianos que con su repugnante trato paternalista trataban estupendamente a la plantilla.
Ahora, por el contrario, el equipo del joven director general, Luis del Valle, ha lanzado un programa en dos actos: por un lado atraerse a los dirigentes sindicales, en especial la líder de UGT, históricamente mayoritario en L'Oréal, José Luis Dorado. En segundo lugar, mejorarle beneficio reduciendo gasto y no incrementando ingresos. Todo ello, dentro de una sana dinámica de desarrollo sostenible, lucha contra la homofobia y responsabilidad social corporativa.
Ejemplo de lo segundo: 80 trabajadores va a ser despedidos del almacén de la localidad madrileña de San Agustín de Guadalix, no porque su trabajo no sea necesario, sino porque del mismo se va a encargar una subcontrata. Todo ello tras el preceptivo informe, suponemos que oneroso, del Bufete Garrigues. Naturalmente, y ahí está la cuestión, los asalariados de la subcontrata cobran menos que los despedidos.
Lo más llamativo es que la respuesta de UGT es que no puede hacer nada ante tamaño desafuero. Esta es la ventaja que tenían los viejos ‘diploducus', como Carlos Martínez Massa y Sánchez Llames o José María Barrado: cuando ha sido uno el que ha abierto delegaciones le cuesta más despedir a los empleados que fichó para las mismas, y que llevan lustros, algunas décadas, en la compañía.
Sin embargo, UGT, dirigido por el histórico del sindicato José Luis Dorado, un representante sindical que lleva una buena carrera en L'Oréal, afirma que no puede hacer nada. Algunos trabajadores no piensan como ellos, por lo que la calle doctor Esquerdo de Madrid –en cuyos alrededores se encuentra la central de L'Oréal- pareció la mañana del viernes empapelada con notas –no sindicales- donde podía leerse frases como ésta: "L'Oréal quiere ganar más dinero y pone a sus trabajadores en la calle" o "L'Oréal despide a sus trabajadores por lo que cuestan, pero sus jefes sí lo valen", en alusión al eslogan más famoso de la compañía: "Porque yo lo valgo".