Me sorprenden esos que siempre están esperando el gran mensaje original del Papa. Los papas no suelen ofrecer originalidades, pues original es quien busca el origen de las cosas. La Iglesia lleva ofreciendo el mismo mensaje desde hace 2.000 años. En Líbano, el Papa ha vendido la paz interior, condición previa para la paz externa.
Más curioso ha resultado que, tras los llamamientos del Papa a la coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes, en cuanto montó en el avión los líderes libaneses de Hezbolá -unos tipos muy fanáticos y muy peligrosos- pidieran a los musulmanes que se lanzaran a la calle para protestar contra el tontivídeo sobre Mahoma. El Islam es una religión pacífica.
En el entretanto, las palabras de Benedicto XVI siguen en pie: está muy bien esto de la primavera árabe pero ¿hacia dónde va? A estas alturas, ya todo el mundo sabe, pero nadie reconoce: el papelón de Occidente apoyando a una Primavera árabe convertido en invierno fundamentalista.
Eulogio López
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