La verdad es que la escandinava SAS está hasta el gorro de todo el dinero que la pareja de Marsans, Gerardo Díaz, presidente de la CEOE; y el precitado Pascual, por lo que, cuando pusieron en venta Spanair advirtieron que estaban dispuestos a venderlo a cualquiera... salvo a Pascual y Díaz.
La intervención de Díaz en el Foro ABC dio mucho más de sí. Por ejemplo, el presidente de la patronal no dijo que había que gasear a lo obreros, lo cual es bello e instructivo. Pero considera muy peligroso que el salario mínimo, hoy en algo más de 600 euros brutos al mes, acabe en 2012 en 800 euros brutos mensuales por ocho horas de trabajo diario, por lo que, de seguro, los proletarios se darán a la vida muelle, al lujo y quien lo trujo.
Y es lo que no entiendo. Porque si se trata de reactivar la economía, no vendría mal que los trabajadores por cuenta ajena no perdieran posibilidad de compra, incluso de comprarse una vivienda, bien necesario que ha paralizado el sector inmobiliario, aumentando las listas del paro y reduciendo el consumo. Es decir, que un empresario como Díaz debería estar pidiendo al Gobierno que aumente aún más los salarios y las pensiones mínimas, por aquello de activar la demanda privada.
Al tiempo, considera Díaz que el Gobierno ZP no es valiente. Si lo fuera, además de reducir el salario mínimo, debería darle muchos contratos a las grandes empresas, entre otras cosas un plan prever para el turismo que, sólo por casualidad, es el negocio en el que se mueven los hombres G, conocidos en casa como Gerardo y Gonzalo.
Esto de hacer negocios con el dinero de los demás es la historia misma de la pareja. Hasta el mismo Marsans se lo compraron por 1 peseta al Estado para hacerle el favor, previa aportación de subvenciones y favores públicos (sobre todo carga de trabajo) de reflotar la compañía. Y esto es bello e instructivo, porque Díaz y Pascual demuestran que con regalos públicos, subvenciones públicas y gestión privada, no sólo se consigue reflotar empresas sino enriquecer a los susodichos gestores por sus patrióticos esfuerzos.
Y esto es bello e instructivo, pero la gloriosa jornada no terminó. Al plato le faltaba un hervor, con el doble nombre de prensa amordazada y Aerolíneas Argentinas. Toca mañana.
Eulogio López
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