Sr. Director:

Agradezco a  mis padres que  me llevaran a un colegio religioso, en donde pasé varios años. La verdad es que no me reconozco en la mala educación que presenta Almodóvar en su película, sino que en mi casa hablamos de la muy buena educación  de los frailes y de las monjas (mis padres también estudiaron en colegios religiosos). Guardo tan grato recuerdo, que si un día tengo hijos, los llevaré a  un colegio como el mío.

Recibí una cultura integral, sin recortes de ningún tipo, sin pasar páginas de valores humanos ni de religión, que, como raíz de nuestra cultura, me ha servido para comprender mejor las asignaturas de Letras y para la vida. Agradezco el interés de los frailes en inculcarnos en el sentido del orden, de la pulcritud, del esfuerzo y la responsabilidad; ponían el acento en la educación del sentido del amor y la solidaridad (luego, cada cual lo aprovecha más o menos según sea él y sus circunstancias ambientales).

Dice el refrán que "cada uno habla de la feria según le va en ella". Almodóvar  sabrá por qué él no puede decir lo mismo que yo y que dos parientes míos, que fueron   compañeros suyos durante el escaso tiempo que pasó en  un colegio de frailes.

Muchas compañeras de mi madre buscaron romper todas las dificultades para llevar a sus hijas al colegio de las mismas monjas en que ellas habían estudiado.

¿Querrían que sus hijas repitieran la misma mala educación que señala Almodóvar y que supuestamente habrían recibido? ¿Será que lo de Almodóvar es un tópico, una excepción o un cuento chino? Es tanta la estima que muchos padres tienen por los colegios católicos, que espabilan para solicitar el ingreso, pues en seguida ponen el cartel de COMPLETO. En Madrid, para este curso, hubo 7.100 solicitudes más que plazas disponibles, y en Alemania, por ejemplo, las solicitudes para estudiar en colegios católicos superan todos los años  el 30% de las plazas ofertadas; en Francia, este curso no pudieron admitir a 20.000 alumnos, y han tenido que aumentar la ratio hasta 35 alumnos por aula y más.

¿Por qué será? La enseñanza en la escuela católica presenta un gran atractivo por la formación en valores, la exigencia académica y la atención personalizada. Muchos creen que habría que ampliar los conciertos para atender la demanda social.

C. Fidalgo

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