El presidente ha exigido a su ministra más cuestionada que, o bien inaugura el AVE a Barcelona un mes antes de las elecciones, o que lo deje para la próxima legislatura
Al igual que Abraracurcix sólo temía que el Cielo cayera sobre su cabeza, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, sólo teme dos cosas antes de las elecciones. Un atentado islamista y un accidente del AVE, especialmente, en Cataluña
El caso es que ZP insiste a su ministra más popular, Magdalena Álvarez, en que el tren de alta velocidad debe llegar a Barcelona al menos un mes antes de las elecciones del 9 de marzo, un tiempo prudencial para que él pudiera inaugurarlo y no se produzcan fallos "de ajuste", como los que se vienen produciendo en la línea de Málaga y de Valladolid. Si existe la menor posibilidad de que la cosa salga mal tendrá que retrasarse la inauguración hasta la nueva legislatura.
Cataluña es una región clave para los socialistas, especialmente en las generales, donde el PSC brilla con más luz que en los comicios autonómicos. El malestar ciudadano con el transporte público ya es muy grave, con lo que un error post-inauguración, no digamos nada un accidente, es algo que nadie se puede permitir.
Por lo demás, la política está en estado de máxima alerta ante cualquier posibilidad de atentado islámico, un asunto que preocupa mucho más que un atentado de ETA. Al menos, hasta que se ilegalice ANV y el PCTV.