Premiada como mejor película Hispanoamericana en la última edición de los Goya, La vida de los peces es la quinta película del joven director Matías Bize (31 años).
Andrés es un joven treintañero que regresa a Chile después de pasar diez años como escritor en Alemania. Pretende poner en orden ciertas cosas, antes de establecerse definitivamente en Berlín. En la fiesta de cumpleaños de un antiguo amigo suyo, deberá enfrentarse a su pasado, a todo aquello que le hizo marchase en su momento, especialmente a su gran amor perdido.
Como es habitual en su corta filmografía como director y guionista, el chileno Matías Bize en La vida de los peces apuesta por una historia mínima. Un drama de ritmo muy lento cuyo desarrollo sucede durante un mismo día en una mansión. Por ello se basa únicamente en los diálogos entre los diferentes personajes, haciéndose estos demasiado pesados en algunos momentos. Los habitantes de esa casa se van encontrando en las diferentes estancias, provocando conversaciones en las que se va desvelando el misterio que esconde la vida de Andrés. La única relación fuerte de la película es la que mantiene con su amor perdido, interpretado por Blanca Lewis. El final del largometraje aumenta considerablemente la percepción del espectador sobre la calidad final, pero sin que llegue a justificar un gran número de planos y diálogos, totalmente superfluos.
Lo mejor, sin duda, del filme son las interpretaciones de la pareja protagonista: Santiago Cabrera y Blanca Lewis, que mantienen expectante al espectador sobre el rumbo que tomarán sus vidas tras su reencuentro.
En cuanto al título de la película es claramente metafórico: compara la casa en la que se desarrolla toda la acción con una pecera: plagada de personajes solitarios que se mueven tan lejos pero tan cerca, al mismo tiempo...
Para: Los que quieran conocer por qué derroteros se mueve el cine hispanoamericano actual