Aquilino Polaino es Psiquiatra y Catedrático de prestigio. Invitado a menudo a impartir clases en universidades extranjeras, autor de numerosas publicaciones científicas, lleva más de 30 años dedicado a la atención médica de homosexuales deseosos de reciclarse hacia la heterosexualidad y puede presentar resultados terapeúticos en este segmento minoritario de población. En definitiva, sabe. Su pecado consiste en defender tesis científicas, no ideológicas; algo que la cabaña política no tolera. En esto coinciden prebostes peperos y sociatas.
Todos a por él. Pero el argumento que esgrimen los bichicomas del voto no es científico; se basa en cuestiones de oportunidad política. El lobby rosa fue quien presionó a la Academia Americana para que dejase de considerar la homosexualidad como enfermedad mental. Y lo logró; no porque la ciencia hubiese llegado a alguna conclusión en tal sentido sino más bien forzando el dato científico; es decir por simple presión política.
Ana Pastor (ex ministra de sanidad del PP y médica) discrepa de Polaino. Ella no es psiquiatra y por lo tanto no sabe de psiquiatría más de lo que cualquier aficionado puede saber; no aporta datos y sólo rebate desde el cliché ideológico que le da de comer. Lo mismo ocurre con el resto de la cabaña lanar. Semejantes actitudes demuestran que nuestros líderes políticos son incapaces de erradicar de su pensamiento el rancio prejuicio de estigmatizar a la enfermedad mental, algo que muchos creíamos completamente superado.
Xusto Otero González
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