Esta nueva vuelta de tuerca laboral en todo Occidente es obra de la globalización pero también de la precarización del empleo. Para cualquier gestor de una gran empresa, reducir costes hoy es suprimir empleos. Muchas veces, las reducciones tratan de convertir a los trabajadores en autónomos. Divisiones como el mantenimiento tecnológico, la distribución o el transporte, están saliendo de todas las grandes factorías. De esta manera, la empresa paga lo mismo, pero se desliga de los importantes costes sociales. No pagar la cuotas: esa es la máxima aspiración de muchos, más en Europa que en Estados Unidos
Las empresas norteamericanas, por su parte, buscan mano de obra barata, especialmente en Asia, y no tienen problemas en encontrarla. En cualquier caso, el ideal de todo gestor actual es una empresa sin trabajadores.