Ya lo recordábamos en nuestra anterior edición. Perdimos SEAT, perdimos Cepsa, perdimos Tabacalera, perdimos Campofrío, perdimos Endesa, ahora estamos perdiendo Iberia y podríamos perder Repsol. Dentro de poco, a lo mejor le toca a Iberdrola o a cualquier otra empresa estratégica. Al final, sólo nos quedará Inditex.
Algunas de esas empresas las perdemos porque, al parecer, toda industria puede quebrar pero ni un solo banco. Por ejemplo, Bankia y El Corte Inglés venden IAG e Iberia se jibariza. Y encima nos hemos cargado las magníficas -sí, magníficas- cajas de ahorros, el soporte accionarial de la industria española.
El caso de Endesa es aún peor, porque obedece al modelo de dos españoles riñen y se beneficia un tercero. Mejor, riñen dos españoles, otro español (Entrecanales) se erige en salvador, con el objetivo de dar el pelotazo y finalmente un extranjero se hace cargo de la firma. Para más cachondeo, un gobierno. La italianización de Endesa no sólo significa el vaciamiento de Endesa sino hasta cuestiones tan en principio alejadas como el patrocinio del Instituto Elcano, que no deja de ser uno de los grandes centros de lo que ahora se denomina 'pensamiento estratégico' (think tank).
Conste que en Hispanidad no nos gusta lo grande; tampoco las grandes empresas sino lo pequeño. Ahora bien, en un proceso como el de la unificación de Europa y en otro aún más extenso de globalización, disponer de locomotoras de producción no viene mal. Los caraduras anglosajones lo califican de nacionalismo económico y algunos, no tan lerdos, prefieren hablar de efecto sede. Pues bien, me confieso nacionalista económico y partidario de poseer grandes empresas con sede en España, sean privadas o públicas.
Y es que aquí hay mucho majadero que se dice liberal pero luego -Alemania, Francia e Italia, por ejemplo- mantienen empresas públicas, de propiedad estatal, es decir, gubernamental, que no ceden por nada del mundo a los extranjeros. El efecto sede es vital, por ejemplo, a la hora de decidir dónde invierte una multinacional y dónde crea puestos de trabajo.
Me encanta que España sea un país de pymes pero también necesitamos empresas estratégicas en sectores estratégicos. Si pretendemos ser los más modernos de la clase, a lo mejor es que somos los más idiotas.
Se lo cuento de otra forma: un Gobierno que se precie no dejaría escapar Iberia. ¿Te enteras, Mariano (En la imagen).
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com