Los grandes bancos norteamericanos se asoman al precipicio. La banca de inversión, protagonista de la economía financiera mundial, está en situación de quiebra técnica gracias a la burbuja que ella misma ha creado. En Wall Street ya se habla de la posible quiebra de Merrill y Wachovia, mientras los dos Morgan, Goldman, Citi, el suizo UBS, el británico HSBC y el alemán Deutsche -el gotha de los mercados- pueden verse abocados al troceo o a la subvención pública. La especulación es inmoral, pero no ilegal. Por eso, sin persecución política y fiscal no hay nada que hacer

¿Por qué estamos en crisis? Porque la gente empieza a perder su trabajo. ¿Por qué la gente pierde su empleo? Porque las empresas no invierten. ¿Porque las empresa no invierten? Porque ni los bancos ni las bolsas financian sus inversiones. ¿Por qué no les financian? Porque el océano de liquidez en el que vivíamos es especulativo, puro mercado secundario, y el mercado secundario -su plasmación, los bancos de inversión- ha caído presa de la propia burbuja especulativa que ha creado.

No olvidemos que el mercado primario, aquel para el que nació la bolsa, el que ayuda a la economía real, apenas representa en Europa el 2% de todo el dinero que se mueve en las bolsas, el 1% en Wall Street. Pues bien, ese 98-99% de mercado secundario es puramente especulativo y en nada ayuda a la economía real. Si de repente -¡Qué maravilla!- el mercado secundario desapareciera, las empresas seguirían funcionando como si tal cosa y sólo los especuladores -todos somos un poco especuladores, pero nuestra especulación la canalizan los bancos de inversión- se quedarían sin trabajo.

Pues bien, en este momento, en Nueva York, que nos sigue llevando muchos años de ventaja, para lo bueno y para lo malo, ya se habla de la posible quiebra de Merrill Lynch y del Wachovia (un banco universal que, como el Citi, o el Deutsche, les ha dado por la especulación). No sólo eso, los mencionados Citi -líder mundial- y el alemán Deutsche -líder germano- así como Morgan Stanley -el mayor banco de inversión del mundo-, el británico HSBC, Morgan-Chase, el suizo UBS -el mayor banco privado del mundo, asimismo contaminado de banca de inversión- además de Goldman, y los broker-fondo Fidelity o Charles Schwab son candidatos al troceo o a la subvención pública, y su situación puede calificarse como de quiebra técnica.

¿Cuál ha sido la espiral que ha precipitado una situación ya larvada? Pues el fiscal de Nueva York, Andrew Cuomo, quien ha logrado coger a buena parte de los bancos susodichos en un renuncio, en los ARS, o bonos de mercado secundario emitidos por estas entidades con la promesa de que recomprarían, al menos el nominal, a sus suscriptores, promesas que, con la quiebra de la burbuja, no han podido mantener.

Cuomo sucede a Spitzer, el estupendo fiscal que vigilaba a Wall Street hasta que los grandes bancos le montaron una investigación para demostrar que se iba de prostitutas, y se vio obligado a dimitir.

En cualquier caso, tenemos que meternos en la cabeza que la especulación es inmoral, pero no ilegal. Los ARS no son más que la punta del iceberg de la burbuja especulativa generada en los mercados financieros, verdadera protagonista de la economía del siglo XXI. Y esa burbuja no puede ser erradicada con medidas penales, sino políticas y, sobre todo, fiscales: distinguiendo fiscalmente entre el ahorro que apoya a la economía y el que sólo da vueltas sobre sí mismo.

Además, en un mundo global, esas medida anti-especulación deberían ser impuesta por todo Occidente al mismo tiempo o, de otra forma, sólo se conseguiría que los flujos volaran d uno a otro mercado, de una a otra bolsa. Y, por las mismas, no sólo hay que gravar fiscalmente al mercado secundario sino llegar aun acuerdo para eliminar los paraísos fiscales.

Ya es significativo que los bancos descreídos, que están al borde del precipicio, pertenezcan a las grandes sedes financieras de Occidente: Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Suiza, las estrellas del capitalismo financiero mundial. Si un fiscal de un estado es el que ha abierto la brecha es porque se trata del fiscal de la capital mundial del capitalismo y la plaza bursátil más importante: Nueva York.

Por tanto, ¿la crisis está siendo vencida? Ni mucho menos, esta es la crisis más grave del último siglo por la sencilla razón de que nadie ha puesto freno al proceso especulativo iniciado tras la II Guerra Mundial y que ha alcanzado alturas de vértigo. Curioso resulta que, con un mercado de crédito parado, la única renta fija que sigue pujante en Europa sean las titulizaciones, producto arquetípico de la codicia especulativa que nos ha conducido al ctual infierno.