Naturalmente existe la conciencia errónea, pero tiene razón este socialista que al menos cree en lo que dice: si actúas en conciencia puedes equivocarte pero nadie te puede acusar. El juicio moral se distingue del legal precisamente en eso: cuando se trata de moral, la ignorancia de la ley -salvo que sea por dolo o desidia- sí excusa de su cumplimiento.
De aquí nos vamos al empeño de la progresía en terminar con la objeción de conciencia. En pocas palabras, lo que sorprende es obligar a quien cree en la vida a abortar, eutanasiar o a quien cree en la familia a casar gays. Por ejemplo, una socialista progre, como la adversaria de Tomás Gómez, Trinidad Jiménez, no sólo se dedicaba a oficiar homomonios -en el fondo, Trini siempre quiso ser obispa- sino que se ha cargado la objeción de conciencia de los farmacéuticos a costa de obligarles a repartir la Píldora del Día Después (PDD), claramente abortiva. Por cierto, se están forrando: toda una generación de adolescentes tendrá sobre su conciencia, toda su vida, la posibilidad de haber matado a sus hijos con la PDD de los laboratorios Bayer y Chiesi... que se forran aún más que los farmacéuticos con la gran matanza.
Pues bien, el objetivo del Nuevo Orden Mundial, en todas las instancias internacionales consiste en eso: en cargarse la objeción de conciencia. E insisto: la objeción de conciencia no es un derecho, sino todos los derechos en sus puntos de prueba. Sin objeción de conciencia, simplemente no hay derechos humanos. ¿Te enteras, Trini?
Eulogio López
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