- Madrid acoge un Congreso Mundial contra la Pena de Muerte hasta el 15 de junio.
- Todavía hay en el mundo 57 países donde sigue vigente la pena capital.
- El Gobierno de Zapatero llegó a establecer el aborto -la pena de muerte para un niño en el seno de su madre- como un derecho.
Tras sus citas en Estrasburgo en 2001, Montreal en 2004, París en 2007 y Ginebra en 2010 llega el Congreso a Madrid. Y es que el Gobierno español, entonces todavía en manos de José Luis Rodríguez Zapatero, manifestó en el anterior congreso celebrado en Ginebra en 2010 su interés por acoger en España la siguiente cita, y el actual Ejecutivo de Mariano Rajoy mantuvo este compromiso, en consonancia con su defensa de la abolición de la pena capital. Cuenta también con el patrocinio de los gobiernos noruego, suizo y francés.
El congreso está organizado por la asociación Juntos contra la Pena de Muerte, en colaboración con la Coalición Mundial contra la Pena de Muerte. Y cuenta con partidarios de su supresión, pero también con defensores de la pena capital.
El mundo árabe y africano será uno de los objetivos principales del congreso, según indican sus organizadores, en el contexto de la Primavera árabe.
En la actualidad hay 97 países que han abolido este castigo para todo tipo de delitos, mientras que en ocho países está abolida para los delitos de derecho común y en 36 la pena capital está abolida de facto ya que aunque sigue en vigor no se ha ejecutado a nadie en los últimos diez años. Por contra, todavía hay 57 donde está práctica sigue estando vigente.
De acuerdo con el último informe de Amnistía Internacional sobre la pena de muerte, al menos 682 personas fueron ejecutadas en 21 países en 2012. La mayoría de las ejecuciones tuvieron lugar en China, Irán, Irak, Arabia Saudí, Estados Unidos y Yemen, por este orden.
En consonancia con la defensa del derecho a la vida que realizamos en Hispanidad, como el más fundamental derecho humano -por ser el primero y sustento de todos los demás-, la pena de muerte no puede justificarse en ningún caso. Se supone que la pena capital se establece por los estados como defensa frente a un enemigo potencial de la sociedad y el bien común. Pero existen mecanismos suficientes para proteger a la sociedad sin necesidad de matar a nadie (para eso se inventaron las cárceles de máxima seguridad).
Por otra parte, muchos de esos países, empezando por el anterior Gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero y el actual de Mariano Rajoy, y organizaciones como la citada Amnistía Internacional se echan las manos a la cabeza y se escandalizan ante la pena de muerte. Sin embargo, esos mismos países -el actual Gobierno de Rajoy prepara una modificación de la anterior ley zapateri, que encima establecía el aborto como un derecho, pero no la abolición del aborto- y organizaciones son defensores y hasta propagadores del aborto.
Recordémoslo una vez más: en el aborto se mata a una persona humana, merecedora de la misma dignidad que un preso en el corredor de la muerte, con la diferencia de que el preso ha hecho algo merecedor de un castigo -nunca la muerte, insistimos- y el niño en el seno de su madre no ha hecho nada.
Paradojas de esta loca sociedad del siglo XX y XXI.
José Ángel Gutiérrez
josangel@hispanidad.com