Para aquellos que les guste el cine de acción resulta toda una garantía leer el nombre del director Tony Scott (hermano del mucho más famoso Ridley Scott) quien siempre ha tenido claro, en su carrera profesional, que lo que pretende es realizar cine de entretenimiento, que no pasará a la posteridad pero que se ve de un tirón. En Imparable se ha basado en una historia real ocurrida en EEUU.
Por una serie de desgraciadas circunstancias, un tren cargado de materiales altamente tóxicos, avanza descontroladamente llevándose por delante todo lo que impide su avance. Un veterano conductor, y un joven controlador, unirán sus fuerzas por evitar una catástrofe en zonas densamente pobladas.
Sólo la maestría de un veterano como Tony Scott (director de películas como Enemigo Público, Spy Game) podía conseguir una película entretenida y atractiva con un argumento tan sencillo y al que no se le podían añadir elementos fantasiosos puesto que, como les comentaba al principio, está basada en un suceso real. Filmada con esos planos cortos y rápidos, que dan la seña de identidad de Scott, este director aprovecha material auténtico filmado por las televisiones de EEUU para lograr un montaje todavía más ágil, intercalando imágenes de ficción con otras reales, que nos dan la medida correcta de las reacciones a los hechos ocurridos en esa dramática jornada. Además, para desengrasar algunos momentos de la historia, se aportan datos que nos dan la faceta humana de los protagonistas: el joven con problemas matrimoniales y el veterano inmerso en un ERE brutal de la empresa. También ha sido inteligente el guionista de la historia (Mark Bomback) en incluir un pequeño duelo entre la jefa de estación y uno de los directivos de la empresa.
Resulta curioso que Tony Scott haya realizado un largometraje más acertado en la modesta y sin pretensiones Imparable que en el remake de un clásico que discurría también por carriles y que se estrenó hace un año en España: Asalto al tren Pelham 123.
Para: Los que les guste el cine de palomitas. Muy entretenido pero olvidable