El avión del presidente polaco, Lech Kaczynski se estrelló cuando acudía a las fosas de Katyn. Con él, muere también la coherencia política en la Unión Europea. Por defender la vida, la televisión pública española le califica de ultra con el cadáver todavía caliente. Era el superviviente político del sindicato Solidaridad

 

A primeras horas de la mañana del sábado 10 de abril, el avión polaco en el que viajaba el presidente Lech Kaczinsky y otrs 90 personas, se estrellaba en la ciudad rusa de Smolensk, cuando se dirigía a las Fosas de Katyn. Entre los fallecidos en el Tupolev figuran altos

dignatarios políticos, diplomáticos y militares.

Hablemos de Katyn. Al poco de finalizar la II Guerra Mundial, hacia 1949, en sus famosos relatos de Don Camilo, el italiano Giovanni Gaureschi atormentaba al alcalde comunista Pepón, con el siguiente interrogante: ¿Quién llenó las Fosas de Katyn? Ahora el asunto ya tiene respuesta: los soviéticos, con José Stalin al frente, asesinaron con tiro en la nuca a 22.000 oficiales e intelectuales polacos. Se trataba, al igual que hicieron los nazis con los profesionales universitarios de Cracovia, de descabezar a la elite del pueblo polaco. El leninismo sólo admitía borregos sumisos.   

Recientemente, el primer ministro ruso Vladimir Putin y su homólogo polaco Donald Tusk, se encontraban en Katyn. Putin reconoció la matanza -¿Para qué negarla, a estas alturas?- pero no pidió perdón. En cualquier caso, se trataba de un avance: los rusos decían, por primera vez en 70 años, la verdad.

Ahora, Kaczinsky se dirigía a este bosque siniestro hoy en territorio ruso, para rendir homenaje a los caídos, pero su avión se estrellaba. Con ello, comenzaba el debate sobre el futuro político de Polonia, ahora que ha desaparecido el único superviviente político del sindicato Solidaridad, que, inspirado en la doctrina y en la lucha oral de Juan pablo II, derrumbara el comunismo.

Una aclaración: no hay pruebas para pensar en un atentado, aunque sorprenden la celeridad de los mandos aeronáuticos y militares rusos por culpar al piloto del accidente. Y aún sorprende más que el propio Vladimir Putin asuma directamente la investigación, o que los cuerpos sean trasladados a Moscú, y no a Varsovia.  

Con todos sus defectos, Kacsinzky era el único presidente de la Unión Europea que no se avergonzaba de ser católico y ejercía su mandato en coherencia con sus ideas. O sea, que no era un hombre tibio. Por eso se opuso a un Tratado Constitucional que renunciaba a las raíces cristianas de Europa, así como a la tiranía de París y Berlín sobre los 27 países. Por eso se opuso al aborto, al homomonio y a que los homosexuales enseñaran en las escuelas técnicas científicas de profundo calado.

En su día Zapatero, siempre servil con Obama, Sarkozy o con mandatarios que le desprecian, como es el caso de Angela Merkel, cometió la descortesía diplomática de anular un viaje a Varsovia  para entrevistarse con Kaczinsky porque se encontraba cansado. Y es que ZP no soporta a ningún cristiano, pero mucho menos a un católico que no deja sus convicciones a la puesta de su despacho. Kaczinsky es el último ejemplar de la raza de políticos que crearon la Unión Europea: el alemán Adenauer, el italiano de Gasperi o el francés Robert Schuman.

Y, naturalmente, la progresía no podía aceptar a un político cristiano ni después de muerto. En Radio Televisión Española, los periodistas de ZP, calificaron al presidente polaco de ultra y tuvieron el detalle de añadir lo de conservador. Llamar ultraderechista a un líder de Solidaridad hubiese resultado extraño hasta para los oídos más adocenados. Pero de inmediato, las cadenas privadas, tan zapatistas como RTVE, adoptaron el sambenito de ultraconservador, incluida la única cadena no socialista, como es A3 TV. Naturalmente, El País ha batido todas las marcas de la infamia.

De cualquier modo, la acusación más curiosa de todos hacia Lech Kaczinsky ha sido la de instigar una caza de brujas contra antiguos dirigentes del partido comunista polaco, lo dicen, fíjense bien, quienes han lanzado una defensa de garzón, acusado de prevaricar por hurgar en las fosas del Franquismo. Sin duda, el Franquismo fue una dictablanda, comparada con el totalitarismo comunista que sufrieron los polacos hasta 1989.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com