El alcalde de Madrid no acepta ir en el puesto quinto y ésta es su respuesta: Asume las tesis, no ya de Rajoy, sino de ZP y Pepiño Blanco
Juan Costa también "traiciona" a José María Aznar. Rajoy reconoce que Gallardón puede sumar votos en Cataluña y Euskadi, pero sabe que situarle de número dos significa jugársela al todo o nada. Esperanza Aguirre se resigna a ir al Senado. En el fondo es muy sencillo. Desde el Partido Popular se lanzó un globo-sonda al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz- Gallardón para adjudicarle el puesto quinto en las listas al Congreso por Madrid, tal y como adelantara Hispanidad. El alcalde no acepta otro lugar que el segundo, tras Rajoy, por lo que, en su habitual e inteligente estilo, provoca una conmoción: ¡Qué mejor que con la sentencia del 11-M!Y es que el alcalde no sólo ha negado a José María Aznar, para quien los autores del 11-M no están lejos. Es decir, que avala la teoría de la conspiración, sin concretar, pero en unos términos ambiguos con los que se puede acusar hasta el mismísimo PSOE de ser el autor del atentado o el permitidor del mismo. El alcalde ha rebasado también a Mariano Rajoy y a la explicación oficial del PP para la sentencia del 11-M: Acatamos y pasamos páginas pero seguimos sin saber quién fue el "autor intelectual", adjetivo empleado aquí como sinónimo de ‘autor real'.
No, Gallardón desborda hasta sus adversarios, Zapatero, Rubalcaba y Pepiño Blanco, y afirma que "los autores del 11-M son los que dice la sentencia en sus diferentes grados de culpabilidad": ZP daba el caso por cerrado, Rubalcaba y Blanco atacan a los adversarios, pero Gallardón va más allá: los tres magistrados han acertado de pleno y no hay nadie detrás de El Egipcio, Jamal Zougam y compañía. Y todo ello horas después de que el PSOE lanzara un vídeo sobre el 11-M para demostrar que el PP mintió.
En estos momentos, plantear un órdago de este calibre es una forma de exigir a su partido que acepte sus tesis y que reconozca su liderazgo. Recordemos que Gallardón necesita ir en las listas de número dos para ser reconocido por el Partido -tiene a todo el aparato en contra- como sucesor de Rajoy en caso de que el actual candidato se estrelle en las urnas, algo bastante probable si hacemos caso a las encuestas.
Pero otra parte, aunque Rajoy repite que seguirá al frente del PP aunque pierda las elecciones, el asunto es si se lo van a permitir. El gallego sabe que se la juega en marzo, y que colocar Gallardón a su lado tiene una gran ventaja y un gran inconveniente: la ventaja consiste en sacar votos de Euskadi y Cataluña, donde Gallardón es uno de los pocos políticos del PP que puede sumar votos. Por eso mima con tanto ahínco el enfrentamiento con el locutor Federico Jiménez Losantos. Ambos están felices con su guerra. El alcalde, para desmarcarse de la derecha; el locutor, convertido en el centro de la vida política.
Mientras, Esperanza Aguirre se resigna a ir donde puede ir: al Senado. Sigue dando la batalla contra Gallardón, pero lo cierto es que el alcalde le lleva la ventaja, porque no pelea en el aparato sino en los medios informativos.
Eso sí, para el mundo económico Gallardón es un misterio. En la construcción tiene la misma mala fama que cualquier otro alcalde, pero eso se da por descontado. No le gusta hablar de economía a Gallardón, a pesar de que sus políticas de subir impuestos y endeudar a las Instituciones -en este caso, al Ayuntamiento de Madrid- le valió la bronca del entonces vicepresidente económico, Rodrigo Rato.
En cualquier caso, Gallardón le ha lanzado un órdago a Rajoy. Ahora, éste tendrá que decidir quién quiere que sea su tándem en las listas. Por de pronto, Rajoy no deja de hablar de la necesidad de la lisa cremallera, chico-chica, por lo que Soraya Sáenz de Santamaría debería seguirle en el listado madrileño. O ella, o Ana Pastor.