Sr. Director:

El manifiesto socialista con motivo del aniversario de la Constitución titulad Constitución, laicidad y educación para la ciudadanía, es una muestra más de la cruzada que el PSOE está emprendiendo contra la religión desde la llegada de Zapatero al poder.

El PSOE siempre ha tenido un sesgo antirreligioso y anticatólico, pero la pérdida de la utopía marxista de la sociedad sin clases le ha creado un vacío ideológico en el que este elemento jacobino va adquiriendo mayor preeminencia.

A 31 años de la muerte de Franco y tras 28 años de Estado aconfesional, resulta extemporáneo y estentóreo este ataque socialista a la libertad religiosa. Quizás sientan envidia ante las muchedumbres que convoca el Papa o ante los movimientos de masas que suscita el hecho religioso.

Sea lo que fuere, el PSOE ataca como fundamentalista a la Iglesia, aprovechando la corriente de terrorismo islámico que se abate sobre el mundo desde el 11 de septiembre del 2001. El oportunismo es una de las características más acusadas del socialismo y la única conocida de Zapatero.

La intoxicación se muñe en el laboratorio de las palabras. Quienes carecen de ideas originales han de retorcer los vocablos y arrojarlos como venablos contra sus propios fantasmas. En este sentido, el manifiesto del que venimos hablando es paradigmático. Es un negativo fotográfico, ya que describe una situación que es exactamente la contraria.

Pretenden convencernos del fundamentalismo católico y, para hacerlo, efectúan un ejercicio de fundamentalismo de manual. Advierten del peligro que supone para la democracia contar con convicciones religiosas y lo hacen asegurando que su ideología es imprescindible para que una democracia sea digna de ese nombre.

El PSOE afirma en el manifiesto que en un momento como el actual, en el que el fenómeno migratorio está convirtiendo a la sociedad española en una sociedad multicultural, es preciso recordar y reafirmar el valor de un principio constitucional, el de Laicidad, cuya vigencia es esencial para que nos hallemos en grado de revalidar los ya veintiocho años de convivencia en libertad que han conducido a España a un estatus de progreso y estabilidad sin precedentes.

La palabra laicidad, curiosamente, no está registrada en el diccionario de la RAE, pero sí laico, del que procede, y para el que el diccionario ofrece dos acepciones: que no tiene órdenes clericales e independiente de cualquier organización o confesión religiosa.

Pero, laicidad y laico tampoco aparecen en el texto constitucional. Precisamente, lo que señala la Constitución sobre la cuestión religiosa se explicita en el artículo 16: 1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley; 2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias; y 3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Si el PSOE quiere decir que España es un estado laico en el sentido de que ninguna confesión posee carácter estatal, se mueve en el ámbito constitucional; pero, ¿quiere decir eso?

Así lo parece, si leemos el siguiente párrafo del manifiest Y ello porque la Laicidad se configura como un marco idóneo y una garantía de la libertad de conciencia donde tienen cabida todas las personas con independencia de sus ideas, creencias o convicciones y de su condición personal o social, siendo ello requisito para la libertad y la igualdad.

Mas, seguidamente, el manifiesto asesta un golpe a la letra y al espíritu del artículo 16 de la Constitución, al afirmar que: Los fundamentalismos monoteístas o religiosos siembran fronteras entre los ciudadanos.

¿A qué se refiere el término fundamentalismo en el manifiesto? ¿A la primera acepción que nos ofrece el diccionario, Movimiento religioso y político de masas que pretende restaurar la pureza islámica mediante la aplicación estricta de la ley coránica a la vida social? En ese caso, el PSOE estaría haciendo referencia al Islam.

¿Alude el manifiesto quizá a la segunda acepción: Creencia religiosa basada en una interpretación literal de la Biblia, surgida en Norteamérica en coincidencia con la Primera Guerra Mundial? No parece, ya que no hay en España muchas personas que sigan estas corrientes.

¿Y si quiere tratar del tercer sentido, Exigencia intransigente de sometimiento a una doctrina o práctica establecida?

En cualquier caso, como tanto el catolicismo, la religión mayoritaria de España; como el islamismo, -religión minoritaria, pero creciente por la inmigración-, son monoteístas-, uno y otro se convierten en sospechosos para el PSOE.

Pero sigamos leyendo el texto del manifiest La laicidad es el espacio de Integración. Sin laicidad no habría nuevos derechos de ciudadanía, serían delitos civiles algunas libertades como la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio entre personas del mismo sexo,... y dejarían de ser delitos el maltrato a la mujer, la ablación o la discriminación por razón de sexo. Sin laicidad sería difícil evitar la proliferación de conductas nada acordes con la formación de conciencias libres y críticas y con el cultivo de las virtudes cívicas.

Según el manifiesto, pues, la laicidad -término, insistimos, que no aparece en la constitución- engloba el aborto, el matrimonio de homosexuales y la ablación; y como el catolicismo impugna el aborto y el matrimonio de homosexuales, ya sabemos más claramente que forma parte, según los socialistas, de los fundamentalismos monoteístas o religiosos que siembran fronteras entre los ciudadanos. (Nótese cómo la cita de la ablación permite meter en un mismo saco acciones completamente heterogéneas. De hecho, el socialista embajador de España ante la Santa Sede y uno de los alcaldes más votados se opone al aborto, y la senadora socialista más votada en Cataluña se opone al matrimonio de homosexuales).

Enumeremos la dialéctica del manifiesto del PSOE:

1º: Se inventa un términ laicidad.

2º: Afirma que ese concepto forma parte del núcleo de la Constitución (no estando en ella).

3º: Explica que la laicidad se contrapone a los fundamentalismos monoteístas o religiosos, (acometiendo, pues, las dos religiones mayoritarias en suelo español desde hace 2.000 años, -el Islam se profesó ampliamente en nuestro país desde el siglo VIII d. C. al XV-).

4º: Declara que el aborto y el matrimonio de homosexuales son inherentes a la laicidad. (Para mencionar el aborto utiliza el eufemismo interrupción voluntaria del embarazo).

5º: El PSOE incluye dos elementos de su ideología en el núcleo de la laicidad: el aborto, elemento ideológico temprano introducido en su primera legislatura, y el matrimonio de homosexuales, elemento ideológico tardío, no aprobado en los primeros 14 años de gobierno socialista (la era González), sino en el segundo período (la era Zapatero).

6º: El PSOE no se limita a defender su propia ideología -algo legítimo-, sino que afirma que su doctrina es inherente a la laicidad, porque garantiza la convivencia de culturas, ideas y religiones sin subordinaciones ni preeminencia de creencias, sin imposiciones, sin mediatizar la voluntad ciudadana, sin subordinar la acción política de las Instituciones del Estado Social y Democrático de Derecho a ningún credo o jerarquía religiosa. La Laicidad es garantía para desarrollar los derechos de ciudadanía ya que el Estado Democrático y la Ley, así como la soberanía, no obedecen a ningún orden preestablecido de rango superior, pues la única voluntad y soberanía es la de la