Lo mismo hace Botín en el Santander. Sólo las cajas mantienen sus participaciones industriales. Se impone la doctrina de que las grandes corporaciones estén controladas por fondos
A 31 de marzo del presente año la cartera de participaciones industriales del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) se elevaba a 6.116 millones de euros, lo que significaba que en un año había crecido más del 12,6%. El pasado mes de febrero el Presidente del BBVA, Francisco González, advertía que toda la cartera industrial de la entidad estaba en situación de disponible para la venta. Como excepción, y no sabemos si permanente, está la participación del banco en Telefónica: 5%. De hecho, el BBVA posee ese mismo porcentaje en Repsol YPF, Iberdrola, y la propia Telefónica.
Pero, como dicen en privado sus principales directivos, la verdad es que se vendería todo si surgiera la oportunidad de hacerse con un banco de grandes dimensiones.
El propio BBVA esta controlado por fondos norteamericanos, ingleses y alemanes principalmente. Una entidad con una capitalización de 42.859 millones de euros, en plena era de la deslocalización depende de fondos de inversión preferentemente anglosajones sobre los que ningún gobierno o institución tiene influencia y que, en teoría, sólo mira por la rentabilidad y por las presiones sociales que pueda recibir en su sede central, allí es donde se reúne su Consejo de Administración.
El propio FG despreció el llamado sistema francés de núcleos estables de accionistas, tanto de las empresas no financieras en bancas como al revés. Es el modelo que se va imponiendo poco a poco y que parece ser acertado por el actual gobierno español, aunque algunos de sus ministros, como el titular de industria, José Montilla, se tienten las ropas al comprobar cómo cada vez mas decisiones de inversión se toman fuera de nuestras fronteras.
El sector industrial más afectado por la obsesión de la banca en vender sus participaciones es el más estratégico de todos: el energético.