Al menos 17 personas han sido asesinadas en Argelia, en una serie de atentados coordinados

Argelia tiene su importancia en la historia del fanatismo islámico, porque fue le primer país en el que, un grupo integrista vence en una elecciones libres y el Ejército se ve obligado a dar un golpe de Estado para preservar algo parecido a una democracia, dado que la sombra de la implantación de la Sharia se cernía sobre el país.

En efecto, en 1991, Abassi Madani y Alí Belhadj, líderes del Frente Islámico de Salvación (FIS) ganan la primera vuelta de las legislativas. De inmediato, el Ejército les encarcela y da un golpe de Estado. A partir de ahí, la antigua colonial francesa vive una década de terrorismo permanente y generalizado. Otro país importante en el equilibrio mundial, como Turquía, ha pasado por la misma ventura, o respuesta la vieja pregunta de Aristóteles: ¿Qué es democracia, lo que quieren los demócratas o lo que preserva la democracia?

Y cuando parecía que el premier Bouteflika había logrado pacificar Argelia, en la mañana del miércoles 11, una cadena de atentados provocaba 17 asesinados –balance provisional-, justo en el momento en que Argelia se convertía en una de las piezas claves, junto a Rusia se Irán, para crear la peligrosa OPEP del gas, un día después del os atentados suicidas de Casablanca. Argelia es el principal proveedor de gas –combustible clave hoy en día- a través de Marruecos. Si arde el Magreb, alguien, por ejemplo España, puede quedar chamuscado.