Carlos Herrera, en Onda Cero, se refería a la noticia del día: ha fallecido Loyola de Palacio. No es una buena noticia porque la gran dimensión humana de esta mujer va a hacer que sea muy añorada. Una recaída ha acabado con su vida. Esta mujer capaz y corajuda que lo dio todo y puso todo su talento al servicio de sus ideas y sus ideas al servicio de España. Por aquellos lugares por los que transitó dejó una estela de buen trabajo. Este tipo de personas no abundan en la política.
Los demás tertulianos han ido tranzando un semblante de la fallecida. Anchon Urrusolo : Cuando Arzallus dijo que era vasco de anteayer, se olvidó de que Loyola era vasca de antes de anteayer. De un linaje conocido de vascos. Nunca pidió perdón por haber nacido ni haber defendido sus ideas con la gallardía con que lo hizo. Cuando Mayor Oreja perdió la última campaña de las elecciones autonómicas, ella estaba dispuesta a torear en sitios difíciles. Para Enric Juliana, simbolizaba una cierta gravedad, en el sentido de peso, de algo que tiene una consistencia interna. Me sugería la existencia de esta gravedad que en ocasiones se echa en falta en la vida política española. Esos anclajes de ideas claras y saber defenderlas.
Justino Sinova resaltaba dos virtudes: su honradez y su veracidad, virtudes que se echan de menos en los políticos Ha muerto a los 56 cuando tiene tanto que hacer todavía un político. Se ha marchado una persona honrada y veraz. La tertuliana de Onda Cero destacaba su perfil humano. Siempre fue leal a sus amigos, apostó en la sucesión de Aznar por Rato. Y le dijo a Rajoy: sabes que no eras mi candidato pero me tienes a tus órdenes. En aquellas conversaciones, le encantaba el deporte, presumía de que lo suyo era el mar. Ella decía que la única batalla que se pierde es la que no se da. Y que hay que tener sangre fría en las situaciones más difíciles.