- En su discurso ante la Cámara de Comercio de Londres, da por preparada a la empresa para la venta, "cuando el Gobierno lo decida".
- Mientras, Ana Pastor trata de salvar su plan: privatizar el 60% sin trocear y que el Estado mantenga un 40%.
- Pero el director de la Oficina Económica de Moncloa, Álvaro Nadal, se niega.
- Y el caso es que Ana Pastor tiene muchos frentes abiertos: AENA, ENA-2 y Renfe.
- Todos ellos, sobre todo los dos primeros, bloqueados por sus compañeros de Gabinete y por la Oficina Económica de Presidencia.
- ¡Ministra, tienes el enemigo dentro!
José Manuel Vargas, presidente de AENA (al centro de la imagen) recibió en Londres el premio de la Cámara de Comercio Española en Londres. El responsable de Aeropuertos Españoles se refirió en su discurso a la trayectoria de la empresa aeroportuaria, a su vuelta a los beneficios y al pequeño detalle de que se trata del primer operador aeroportuario del mundo por número de pasajeros.
La verdad es que Vargas ha sabido reducir costes y aumentar ingresos vía tasas y vía ingresos comerciales. Ahora bien, es un operador pendiente de privatización. La ministra Ana Pastor tenía claro lo que había que hacer en tres proyectos clave: AENA privatizarla. En concreto un 60%. Otro 40% quedaría en manos del Estado, que así mantendría la red aeroportuaria española al completo: los aeropuertos buenos y los malos. Hasta ahí todo correcto. El problema viene por varios frentes, todos ellos intra-gubernamentales -la oposición socialista en estas menudencias como las privatizaciones de empresas públicas repara con seis años de retraso- y con un algún notable del PP al que crucificar.
Cristóbal Montoro, falló en la privatización de Loterías, asegura que si AENA funciona, ¿para qué privatizarla Él necesita empresas públicas rentables. Oiga, y su razón tiene... sólo que eso no era lo previsto ni lo acordado por el Gobierno, órgano colegiado, no lo olvidemos.
Luego llega Guindos, para capitalista él, y asegura que eso de privatizar el 60% es una tontuna: el 100 por 100 y no se hable más, que el Estado se quede como regulador. Y también tiene su razón: si privatizas, que sea total, y detenta el poder de fijar las tarifas, como hacen los ingleses. Con esa manivela controlas toda la maquinaria.
Y lo peor, llega el director de la Oficina Económica de La Moncloa, el 'sorayo' Álvaro Nadal, a quien, en pocas palabras, no le gusta José Manuel Vargas. Además, no es uno de los nuestros, de los que han recorrido la oposición pepera.
Total, que la privatización está en el aire. Incluso llegó a decirse que se daba marcha atrás, pero algo debe saber Vargas que los demás no sabemos: hasta que el Gobierno decida.
Ahora bien, todo este galimatías ha hecho mella en la figura de Ana Pastor. A ver: todavía no se ha resuelto al asunto de las radiales, la famosa ENA-2. Es más, Montoro se ha encargado de cambiarle las tornas a la ministra, quien, por cierto, no se había trabajado mal el asunto. En plata: Pastor quería que los españoles no pagaran los malos negocios de constructores concesionarios y financieros. Todavía no hay solución y lo de las radiales se empieza parecer a lo de Pescanova.
Y luego está la liberalización de Renfe. La ministra también lo tenía claro y mira que es el proyecto más complejo de todos. Ahora bien, desde el momento en que empieza a licitar rutas llegan las presiones políticas, a favor o en contra de uno u otro operador. José Manuel Lara chantajea al Gobierno con sus teles, así que no hay que darle el AVE Madrid-Barcelona. José Manuel Entrecanales está mal visto en Moncloa e Industria, así que mucho cuidado con él como operador de viajeros y de mercancías. Florentino Pérez está en caída libre y el PP se aleja de él como de la peste, así que... Otro retraso importante.
¡Ministra, tienes el enemigo está dentro!
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com