Por cierto, desde el socialismo triunfante y desde los medios informativos progresistas, están lanzando al alcalde Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, como líder de la derecha española, tras el fracaso electoral del tándem Aznar-Rajoy. Para los socialistas, Rodrigo Rato debe marcharse al Fondo Monetario Internacional (FMI): A enemigo que huye puente de plata. Al mismo tiempo, consideran que hay que aprovechar la crisis del Partido Popular para desunir al partido. Y para ello, nada mejor que Gallardón, un personaje al que la progresía mediática no deja de alabar. No es para menos. En primer lugar, el alcalde de Madrid es uno de esos personajes que bien podría repetir las palabras del viejo Pío Cabanillas, cuando, en plena noche electoral, afirmaba:
-Todavía no se quién, pero seguro que hemos ganado.
Gallardón es intercambiable, en popular o socialista, y, siguiendo la vieja máxima de Aznar: entre el original y la copia, mejor quedarse con el original; entre un progre y un imitador de progre, mejor quedarse con el progre, con Zapatero.
En cualquier caso, Gallardón está dispuesto a participar en el juego. El grupo Polanco prepara su entronización como un gobernante capa de "modernizar" la rancia derecha española.