Dinero, mucho dinero es el destinado por nuestro país a tareas educativas. El presupuesto actual se encuentra en los 22.000 millones de euros, un incremento del 50% respecto a lo marcado en 1996 con la llegada del PP al Gobierno. Si restamos el efecto inflacionario, en términos reales, cerca de un 35%. 100.000 profesores más, fruto del recorte del ratio alumno/profesor, sigue siendo mucho incremento. ¿Por qué no se ha notado en el resultado?
Muy fácil. La LOGSE y los posteriores desarrollos legislativos eliminaron la autoridad del profesor y del maestro. Suprimieron el valor del esfuerzo creando generaciones de alumnos "insumisos", que pasan de curso sin haber aprobado las asignaturas. Todo para no frustrarles. El resultado ha sido generaciones de incompetentes que no sólo no saben hacer una simple regla de tres, sino que tampoco saben valorar el esfuerzo ni la autoridad. Sin esfuerzo, no hay resultados. Y sin autoridad, no hay sociedad. Ahora toca bregar con esa realidad en medio de una parálisis impuesta por el sectarismo de un Gobierno que frenó la reforma educativa propuesta por el PP simplemente porque no era suya. ¿Tenemos capacidad para digerir más generaciones de incompetentes? El reloj corre deprisa.