Al parecer, los embrionicidas deberían aprender del proceso constitución Europea: lo mejor es no someter nada a referéndum, porque corres el riesgo de perder. Y ello por la misma razón de que nunca debes presentar una dimisión: pueden aceptártela. Por eso, Zapatero, ese viejo zorro de la política mundial, ha aprobado la experimentación con embriones en el Parlamento, con votación de los políticos, gente muy disciplinada cuyo porvenir depende de su docilidad al mando. El pueblo, por contrate puede dar sorpresas tremendamente desagradables. Así, España se está convirtiendo en un matadero de embriones por vía parlamentaria, evitando las urnas. Todo muy democrático.
El caso es que Ratzinger ha apoyado a la Conferencia Episcopal Italiana que, miren ustedes por donde, no tiene el menor reparo en meterse en política cuando la policía se inmiscuye en la moral. Y así, los obispos italianos han decidido pedir a los católicos italianos que se abstengan en estas consultas, primero para no estropear más una norma, la actual, que -no nos engañemos- no les gusta. Segundo porque consideran que ni las mayorías pueden decidir sobre la vida humana. Benedicto XVI lo ha explicado con claridad: el ser humano nunca pude ser reducido a medio, siempre es un fin. No puede ser medio, ni para curar a nadie. Es decir, no puede subordinarse un asesinato cierto a una curación posible.
En el fondo, con la masacre de seres humanos en estado embrionario se está repitiendo la confusión entre bondad y amor, sólo que de forma exagerada. El bondadoso no llevaría a su hijo al dentista para que no le hagan daño. El padre que le quiere le lleva al dentista aunque le hagan daño. Sólo que la cultura actual ni vislumbra el amor, se queda, en mejor de los casos, en simple benevolencia.
¿Qué es lo que votan los italianos en los referenda de los próximos días 12 y 13 de junio? Lo explica perfectamente, cómo no, la agencia Zenit:
1 .Cancelar el límite a la investigación clínica y experimental con los embriones;
2 .Cancelar las normas sobre los límites que la ley impone a la fecundación asistida, como la obligación de sólo crear in vitro tres embriones.
3. Cancelar los derechos del concebido para que sean sometidos a los de personas ya nacidas;
4. Cancelar la prohibición de la fecundación heteróloga, es decir, con la participación de una tercera persona ajena a la pareja.
Es decir, lo que quiere la progresía italiana son las mismas barbaridades que el Partido Popular promulgó y el PSOE ensanchó. No estaría de más que nuestros obispos, ahora que la ministra de Sanidad prepara un proyecto aún más homicida con los más débiles, se apresuraran a aclarar a todos los católicos, especialmente a los políticos católicos, que serán los únicos que puedan votar, que tienen la obligación de poner todos los medios para evitarlo. Y si no, que dejen de llamarse católicos.
El Papa ha entrado en política: ¡Menos mal!
Eulogio López