El buenismo progre y la estupidez llevada a asunto de Estado no termina de convencer en casa Polanco. En su edición de este jueves, El País dedica dos sonoros bocinazos a la política del gobierno. Por una parte, señalan que el viaje a Argelia estuvo mal preparado y que debía de haberse aprovechado para firmar el convenio bilateral sobre seguridad y terrorismo. Vamos, que fueron para hacerse la foto, lo mismo que ocurrió con el viaje a Senegal, que el presidente volvió sin el papel de extradición firmado.

Y claro, esto empieza a mosquear. Que luego haya una declaración institucional donde ambos mandatarios señalan el buen rumbo de las relaciones bilaterales resulta un poco pobre. ¿Por qué no se deja que los periodistas hagan su trabajo y pregunten lo que a toda la ciudadanía le importa? La opacidad genera desconfianza, señala acertadamente el independiente de la mañana.

Este es el primero. Pero hay más. El de Polanco también sacude contra Montilla porque entiende que aprobar una ley que permite la expropiación forzosa de las viviendas no es un buen signo de comienzo del nuevo tripartito. O sea, que no están especialmente satisfechos con la deriva adquirida por el gobierno catalán. Dos palos en un solo día son muchos. Y los que te rondaré, morena, porque da la impresión de que el divorcio entre el Gobierno y PRISA es cada día más solemne.