Próxima a mi domicilio se ubica una juguetería, cuyos escaparates, en honor a Halloween, exhiben: disfraces de esqueletos, brujas, vampiros y demonios juntamente con unos tétricos cráneos rellenos de caramelos.
Esta es la clave. A los niños se les encandila por medio de golosinas con un mundo de terror, muerte y ocultismo. Cuentos con brujas buenas, series de TV y videojuegos están hoy relacionados con las fuerzas del mal. Recordemos que los auténticos brujos, hechiceros y adivinadores viven de un pacto satánico, pero nosotros dejamos que nuestros hijos se familiaricen con los aliados del demonio en esta fecha. Si a lo largo del mes de Octubre, los satanistas profesan una gran actividad maléfica, en la noche del 31, se reúnen a nivel mundial para adorar al diablo, renovar pactos, maldecir a los cristianos, invocar espíritus inmundos, activar demonios, hacer sacrificios humanos, etc. en vez de ponernos a rezar contra todo esta influencia maligna, participamos ingenuamente de ese festival, incluyendo el trick or treat.
Esta costumbre procede de los celtas (300 a. C.), dominados por los druidas-satanistas. El Truco o trato consistía en maldecir, matar y robar a la familia que no se prestaba a sus exigencias, pues los druidas recorrían casa por casa reclamando un niño o una virgen para consumar un sacrificio al dios de las tinieblas (demonio).
A las víctimas se les arrancaba la cabeza, y ésta era clavada en una lanza. Otras eran quemadas vivas en la hoguera. Si la familia cumplía con la entrega, los druidas dejaban un gran nabo hueco con una vela encendida en su interior, (origen de la actual calabaza iluminada), para impedir que los demonios mataran a esa familia.
Ese era el trato. Pero si la familia se negaba, entonces esos brujos marcaban la puerta de la casa, y Satanás entraba para destruir esa familia, es sería el trick, el truco.
Isabel Planas
iplanas2@gmail.com