Una pareja de jóvenes que vive una relación marcada por la fatalidad, un matrimonio maduro lleno de dolor tras la  muerte de su hijo, el dueño de una cafetería que, en materia de mujeres,  no elige nunca bien, esas son las historias que se cruzan en este drama que pretende dar respuesta a lo que es el amor y que está a años luz de conseguirlo.
     Y es que en este relato impera el relativismo moral, lleno de filosofía barata con toques sentimentaloides, confunde continuamente enamoramiento con amor y libertad con libertinaje. De tal forma que todo el desarrollo (narrado por un profesor de filosofía al que todo el mundo pide consejo), tiene un toque amargo.
 
     La novela en la que está basada esta película, "El festín del amor", de Charles Baxter, es un compendio de frivolidades pronunciadas con un halo de seriedad. Por si el despropósito no fuera suficiente la única forma que parece que tiene el director (el veterano Robert Benton)  de explicar la marcha de todas las relaciones amorosas es el catre: a través de escenas de sexo explícito (hetero y homo).
 
     Dos magníficos intérpretes como son Morgan Freeman y Greg Kinnear intervienen en esta trama, algo que contribuirá a confundir a muchos espectadores que acudirán a las salas pensando que van a asistir a una buena sesión de cine y se encontrarán con una sorpresa no muy agradable. Están avisados.

Para: Nadie