El director danés Lars Von Trier (uno de los impulsores del movimiento cinematográfico Dogma 95) apuesta, en esta ocasión, por la comedia. Pero, si a las pruebas nos atenemos, queda claro que este género no lo domina como el drama (Bailando en la oscuridad, Rompiendo las olas, Dogville, Manderley etc…).
Ravn, el dueño de una empresa puntera de tecnología, quiere venderla pero tiene un problema: cuando la fundó se inventó un presidente ficticio, un hombre de paja, al cual podía echarle todas las culpas cuando era necesario tomar decisiones desagradables. Pero ahora, el potencial comprador (un empresario islandés que odia a los daneses) se niega a hablar con quienes denomina "lacayos", quiere mantener las negociaciones con "el jefe de todo esto". Ravn se ve obligado a contratar a un actor en paro para que se haga pasar por el "presidente". Pero este individuo se meterá de lleno en su "personaje".
El jefe de todo esto es una película ingeniosa pero menor dentro de la filmografía de Lars Von Trier. De hecho, esta comedia le ha servido al famoso director danés para experimentar con Automavisión, es decir, un nuevo sistema de cámara (y de sonido) automático desarrollado para limitar la influencia humana y dejar el rodaje abierto al azar.
Pero en el resultado final, y semifallido, de este largometraje no influye tanto el haber utilizado este sistema novedoso (que desconcierta un poco al espectador con sus encuadres) sino el que se haya abusado de la dialéctica. Esta claro que en esta sátira uno de los objetivos de Von Trier era criticar la actuación de algunos empresarios que supeditan el capital humano a intereses pecuniarios, pero en su argumentación el realizador agota al espectador con farragosos diálogos, que convierten a esta comedia en una película dirigida a un público minoritario.
Para: Los que estén dispuestos a seguir una película de humor diferente y con excesiva dialéctica.