Al parecer, el Gobierno Zapatero se ha dado cuenta de que España no es Mongolia exterior, y que aunque uno sienta feroces deseos de cargarse a los presidentes de grandes compañías nombrados por el anterior Gobierno el asunto no resulta tan sencillo. Se ha abierto una nueva época en la que el Ejecutivo Zapatero mostrará su cara menos intervencionista en la vida diaria de las grandes compañías privatizadas. Ya lo dicen en Moncloa: cerrado hasta el 1 de septiembre.
Así, todos los planes del ministro de Industria, José Montilla, para convertir a Gas Natural en la absorbente de Endesa, echar a Manuel Pizarro y trasladar la sede de la nueva potencia energética a Cataluña, han quedado paralizados. Así lo ha certificado el nuevo presidente de Gas Natural. Salvador Gabarró ha dejado las cosas claras: no habrá fusión con Endesa, ni con Repsol YPF, ni intercambio de activos con la petrolera, ni tampoco modificaciones en las participaciones accionariales (en el momento presente, La Caixa posee un 33% de Gas Natural frente a un 31% de Repsol YPF.
El presidente de Gas Natural, que a mediodía del miércoles celebró su Junta General de Accionistas manifestó aquello de "me alegra que me haga esa pregunta, la estaba esperando", e insistió en que hablaba de "forma taxativa", a ver si alguien me cree.
Asimismo, Gabarró considera que su Presidencia no es de transición, aunque ni tan siquiera se molesta en negar que la sombra de Antonio Brufau es alargada. No en vano, el nuevo consejero delegado de Gas Natural, Rafael Villaseca, ha sido un hombre ligado al hoy vicepresidente de Gas Natural y presidente de la petrolera.
Eso sí, Repsol YPF siempre ha sido propiedad compartida de La Caixa y del BBVA. Pues bien, la presencia del BBVA en Repsol YPF parece diluirse poco a poco y oscilar hacia La Caixa. Así, Gregorio Villabeitia, hombre del BBVA en el grupo Repsol, deja de ser consejero de Gas Natural y es sustituido por Fernando Ramírez... el hombre de confianza de Antonio Brufau, su único colaborador en La Caixa que quiso que le acompañara a Repsol.
Por lo demás, Gas Natural comienza una nueva etapa en la que tratará de convertirse en el líder mundial en el negocio del gas licuado, con su correspondiente proceso de exploración y producción, planta de licuefacción, transporte y trading, plantas de regasificación y posterior venta para uso como combustible para producir electricidad en ciclos combinados.
En 2004, sus resultados han sido buenos, pues casi todos sus márgenes recurrentes crecieron al 12%. EL beneficio bruto fue de 924 millones de euros, casi un 15% más que en el ejercicio precedente. Sorprende, eso sí, que el aumento de la deuda no se concilie con un incremento más significativo de la inversión, especialmente en Iberomamérica, y con un pay-out del 50% y en ascenso.