En la mañana de este jueves, el vicepresidente económico, Pedro Solbes ha vuelto a reiterar los compromisos presupuestarios del Gobierno. En principio, el Gobierno se compromete a no elevar el gasto por encima del crecimiento del PIB. Un principio ligeramente superado, porque el techo de gasto aprobado hace dos semanas contemplaba un incremento de gasto ligeramente superior a la previsión de crecimiento del PIB.
En todo caso, parece clara la apuesta de Solbes por la estabilidad presupuestaria, es dogma de la ortodoxia económica que todos han asumido sin rechistar. Bueno, todos no, porque la ministra de Vivienda, Mª Antonia Trujillo, es partidaria de destinar ese excedente en políticas de vivienda mucho más agresivas. No pudo ser. El Gobierno lo tiene clar no va a haber planes extraordinarios ni programas sociales llamativos que pudieran dar al traste con el objetivo de estabilidad presupuestaria. Ahora sólo queda explicar cuál será el destino de esos fondos.
Por otra parte, Solbes mantiene su tesis de que el acuerdo de 1997 de abaratar el despido a 33 días por año trabajado fue un buen acuerdo, defiende su generalización y en ese sentido, bendice el acuerdo recientemente alcanzado entre patronal y sindicatos. Una minireforma laboral que prácticamente se podría resumir como abaratamiento del despido, recorte de las cotizaciones a la Seguridad Social e incentivos para convertir en indefinidos los actuales contratos temporales.