De entrada, el ridículo de Rubalcaba. Mirad al listo -se oye en el cenáculo monclovita-, éste es el que me echó y ahí le tenéis, entregado a la demagogia más vulgar, dando tumbos como un boxeador sonado.
Además, como presidente en funciones, me preparo el futuro: cambio la Constitución en dos semanas, pacto con el Partido Popular y yo, apóstol pacifista de la Alianza de Civilizaciones, introduzco a España en el mundo nuclear y vendo armas a medio mundo. Mi amigo Obama sabrá premiar mis desvelos por el Nuevo Orden Mundial. En el entretanto, mis corifeos internos siguen alabándome por mis conquistas sociales: aborto total, matrimonio homosexual, divorcio express, ideología de género y amago de eutanasia.
Como Aznar: mientras yo estuve, ganamos; cuando me fui, perdiste Rubal. Tanto es así que en el partido ya piden que vuelva la Duquesa de Alba, quiero decir, Felipe González.
¿Quién era el tonto, amigo Alfredo?
Eulogio López
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