El decano de Económicas de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), José Antonio Álvarez, es todo un amigo de la libertad de expresión. Y en prueba de tal entusiasmo liberal, el pasado jueves 21 suspendió una mesa redonda sobre Cuba por considerarla irrelevante. Claro que la historia así contada resultaría un tanto burda. Y Álvarez es un señor, que para eso es catedrático de estructura académica. Así que manos a la estructura de la obra.
Lo primero es endosar el marrón al vicedecano de alumnos, Jesús Rodríguez. El marroneado hace ejercicio de cintura, sí, pero no, a lo mejor, ya veremos. Así quince días. Al final, endosó hacia arriba y finalmente el señor decano, en prueba de su talante liberal y de su fe en la libertad de expresión, clausuró el acto dos días antes de que se produjeses. Eso sí, tras ofrecerse para en todo caso moderar él la mesa redonda. ¿A qué eso es talante?
La excusa -como siempre- la administrativa. Que no había sido convocada en tiempo y forma. Qué mala suerte que una conferencia sobre marxismo con el mismo tiempo y forma sí fue aprobada. Será cosa del interés. Con perdón.
El caso es que el acto no pudo celebrarse. Hubo que llamar a los convocados para desconvocarles. Disculpas a Matías Jové, secretario general de la asociación Cuba en Transisición; y a Jorge Moragas, diputado popular. Curiosamente el más molesto fue el diputado socialistas Juan Moscoso que criticó la informalidad de la asociación. Quizás no sabía que su amigo el decano había sido el tolerante que no permitió que el acto pudiera celebrarse. Pero siempre en pro del interés del alumno, no se vayan a creer. ¡Ah! Y por cierto, mantenido por respiración artificial por el presupuesto público. Censura con pólvora del Rey, que llaman.