Tiene su gracia -que diría Mariano Rajoy- que sea precisamente el conseller de Economía de la Generalitat catalana, Antoni Castells, quien haya solicitado una armonización de la tributación autonómica. Los catalanistas de todos los partidos siempre han defendido el hecho diferencial catalán. Pero héte aquí que ahora Castells descubre que la competencia fiscal interautonómica pude generar rivalidades entre las regiones.
Así que pide la armonización fiscal del impuesto sobre sucesiones, donaciones, sociedades y patrimonio. Lo hace después de que Madrid anunciara el recorte de un punto en el tramo autonómico del IRPF. Y después de Montilla anunciara no ser partidario de eliminar el impuesto de sucesiones y donaciones, aunque sí de reformarlo. ¿Tiene miedo Castells de que se produzca una fuga de ciudadanos por motivos fiscales? Ya sabe lo que debe hacer.