No se puede plantear un debate sobre la energía nuclear si no se señalan al mismo tiempo cuáles son las alternativas, y estas deben ser libres de CO2. Este es el axioma que el comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs, marcaba durante un almuerzo de trabajo celebrado este jueves en un céntrico hotel madrileño. Piebalgs reconoce que finalmente será la percepción de la población la que prevalezca, aunque recuerda que un tercio de la energía consumida en Europa es nuclear y que, por lo tanto, no es fácilmente sustituible. Además considera que la nuclear permite apuntalar la necesaria diversificación e independencia energética europea y reconoce también que muchos países que utilizan la nuclear lo seguirán haciendo. Así que advierte: quien desmantele una nuclear que explique cómo la va a sustituir. Una señora tarjeta amarilla al gobierno español con el ministro de Industria, Joan Clos, presente en la sala.
Además Piebalgs se mostró orgulloso de haber diversificado el abastecimiento de gas europeo con el gas de Azerbaiyán y apunta que los 2.000 millones de personas que no tienen acceso a la energía deberán invertir en energías limpias, eficaces y eficientes. Y es que el comisario considera que cuando las energías renovables pasen del 7 al 20% en 2020, serán energías competitivas. Por último, lamenta que la cuestión energética haya desaparecido de la agenda europea desde la declaración de Messina de 1955. El reto es el mism energía abundante y a menor precio, concluye.