Lo ha solicitado el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, y sólo para las paridades. En otras palabras para apoyar a Occidente ante los chinos, que han hecho dumping social con sus salarios de miseria y se niegan a devaluar el yuan. El patrón-oro no es más que una autolimitación que se imponían todos los países que quisieran participar en el comercio mundial: no emitir más dinero del que tuviera en otro. Así, desde que desapareció el patrón-oro, se disparó la liquidez, porque lo más fácil es darle a la máquina de hacer billetes, creando inflación primero y burbujas especulativas después, burbujas que terminan estallando en crisis (primero financieras, pero que luego afectan a toda la economía).
Lo cierto es que son cada vez más las voces que hablan de volver al patrón-oro o a cualquier otra referencia que evite la burbuja. Ahora, el Banco Mundial lo hace por interés coyuntural y circunscrito a las divisas. Por algo se empieza.
Y es que la economía consiste en producir bienes y servicios, no dinero, que sólo es un instrumento de cambio.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
