Lo explica muy bien nuestro comunicante: cristianos perseguidos por musulmanes tras la 'primavera árabe' en Egipto.

Relata los hechos con la frialdad del médico en su diagnóstico. No hacen lo mismo los telediarios, para quien los cristianos coptos han provocado desórdenes en Egipto a consecuencia de los cuales ha habido 24 muertos y decenas de heridos. Vamos que los cristianos coptos son los malos, si ustedes me entienden. Total, porque los musulmanes quemaron una Iglesia y están hartos de que las nuevas y liberadoras autoridades llevan el virus del fanatismo dentro y colaboran con los fanáticos terroristas en la persecución cristófoba, según una inteligente distribución de funciones. Primero los yihadistas de los filantrópicos Hermanos Musulmanes asesinan a los cristianos y destruyen sus lugares de culto y cuando éstos estallan ante la injusticia los nuevos mandatarios envían a los tanques del Ejército liberador contra los manifestantes. La imagen de un blindado arremetiendo a gran velocidad contra manifestantes indefensos no necesita crónica añadida. Es más impactante que la famosa foto de la Plaza de Tiananmen: en Pekín el tanque amenaza -luego cumplió su amenaza- arrasar a un joven; en Egipto simplemente embiste contra la multitud. Pero para los medios occidentales, también para el periódico derechista El Mundo, se trató de un choque entre musulmanes y coptos, a consecuencia del cual se produjeron 24 muertos y 220 heridos. Las crónicas de prensa en la censurada prensa del Franquismo resultaban mucho más suaves y la oposición bromeaba con el habitual latiguillo televisivo: "A consecuencia de los tiros al aire resultaron heridos...". Se decía entonces que en España los rojos volaban.

Y seguramente, si este cronista hubiera narrado la violencia callejera de las SS en la Alemania de los años treinta hubiera hablado de enfrentamientos entre nazis y judíos. Como quien dice, en pié de igualdad...

Occidente continúa tirando piedras contra su propio tejado: anima revoluciones que acaban dando pista libre a los fanáticos musulmanes. La diplomacia occidental apoyó la caída de Mubarak para conseguir que una democracia vigilada se convirtiera en una dictadura integrista. No está mal.

Después de la vida humana no nacida, el derecho más perseguido hoy en día en el mundo es el derecho a la libertad de culto. Pero, ojo, no hablando de persecución religiosa sino de persecución a una sola religión: la cristiana. Persecución que llega desde el Oriente y desde el Islam pero, ojo, con el aplauso entusiasta de Occidente. Es la posmodernidad, el siglo XXI: de la misma forma que las mayores bolas de miseria en Occidente ya no están en el campo -es más, la gente está volviendo al campo en un flujo migratorio 'al revés'- sino en los suburbios de las grandes ciudades, el odio más rabioso a Cristo radica en el progresismo occidental. Y constituye el mayor atentado contra la libertad en el momento presente de la historia.

Eulogio López

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