Sr. Director:
Una curiosa campaña publicitaria holandesa ha puesto al borde del precipicio a no pocos matrimonios.
Una carta manuscrita en tono romántico dirigida a las usuarias de un popular modelo de automóvil indujo a los maridos a dudar de la fidelidad de sus mujeres. Formado el revuelo, la compañía se vio forzada a dar explicaciones y las aguas volvieron a su cauce. Esta anécdota niega que la infidelidad matrimonial sea un mal menor contemporáneo del éxito y la postmodernidad, a pesar de constituir un ingrediente habitual del cine, la literatura y la televisión. Más bien corrobora el dato como primera causa de ruptura, una traición cruel a la alianza de dos en uno. El matrimonio y las hipotecas tienen mucho más en común de lo que pueda parecer: la voluntad debe dominar sobre el vaivén de los sentimientos.Eva Norbarna
norbarna19@gmail.com