Por otra parte, así funciona el macabro reloj de la muerte infantil: cada minuto fallecen 19 niños menores de cinco años; cada hora, 1.140; cada día, 27.360; cada año, casi 10 millones. De esos 10 millones, el 99% en países en vías de desarrollo.
La citada ONG asegura que es factible reducir un 60% de esta cifra mortal con medidas simples y nada caras, como vacunas, rehidratación oral, mosquiteras o el acceso a la atención sanitaria. Porque estos niños son víctimas de trastornos propios de los recién nacidos: neumonías y diarreas. El uso de estas sencillas medidas salvaría a más de 6 de los 10 millones de pequeños que mueren por causas fácilmente curables.
Desde el punto de vista de la madre, significa que 9 de cada 10 madres en el África subsahariana -una de las zonas con mayor mortalidad infantil del planeta- perderán un hijo a lo largo de su vida fértil. Además de esta región, el resto del continente africano y el sur de Asia son las dos grandes zonas donde los niños son más vulnerables a las enfermedades y la malnutrición.
El mapa se circunscribe a sólo 10 países, entre los que se encuentran China e India, los dos gigantes económicos. Cruel paradoja. China e India ostentan tasas de crecimiento que podrían aventajar a las de los países occidentales en las próximas décadas. La economía china crece más del 9% al año y la de la India, el 8%. Los analistas predicen que la economía de China duplicará a la de Alemania para 2011 y alcanzará a Japón en 2020.
Agustín de Hipona asevera: Lo que sobra a los ricos es patrimonio de los pobres.
Clemente Ferrer
clementeferrer@yahoo.es